Este es uno de los platos que me recuerdan a mi casa, a mi madre y a mi abuela en la cocina, el olor del guiso al entrar en casa al volver del colegio, a días de lluvia … Era uno de mis platos preferidos y, sobre todo, si le añadían huevos y la yema quedaba blandita (en eso mi abuela y mi madre eran unas expertas) y al mojarla con pan se mezclaba con el resto del plato a mi me parecía el mejor de los manjares. Esta receta se puede preparar tanto con huevo como sin él. Espero que os guste y lo disfrutéis tanto como yo.

RECETA

Ingredientes:

• 4 patatas
• 1 cebolla pequeña
• ½ puerro
• 1 diente de ajo
• 1 cucharada de harina
• 1 vaso de vino blanco
• 150 gr. de guisantes congelados
• 4 cucharadas de aceite de oliva
• Perejil picado
• Sal
• 4 huevos

Preparación:

Pelamos y cortamos en trocitos la cebolla, el ajo y el puerro y lo ponemos al fuego en una cazuela ancha y baja con el aceite, lo salamos, añadimos una cucharada de perejil picado y dejamos que se fría lentamente hasta que esté todo bien blandito, pero sin llegar a coger color.

Mientras, pelamos las patatas, las lavamos y las cortamos en rodajas de medio cm. de grosor, más o menos.

Cuando la verdura esté tierna, añadimos la cucharada de harina y removemos bien, agregamos el vino blanco y lo mezclamos bien hasta que se disuelva bien la harina y no queden grumos.

Añadimos las patatas, otra cucharada de perejil picado y agua hasta que queden ligeramente cubiertas y lo dejamos cocer lentamente. Al cabo de 10 minutos, añadimos los guisantes y seguimos cociéndolo otros 15 minutos más, hasta que las patatas estén tiernas.

Cascamos los huevos sobre la misma cazuela, con cuidado para que no se rompan, los salamos y dejamos que se cuajen durante 5 min. para que las yemas queden líquidas.

Listo!!

A disfrutar!!