Tenía ganas de tener un molde Nordic Ware y como ahora ya sólo somos dos en casa me decidí por el molde «Mini Heritage Bundt Nordic Ware» y ha resultado un gran compra. Es un molde fantástico, se desmolda a la perfección y se limpia fácilmente. La combinación de aluminio fundido de alta calidad con el anillo interior producen un horneado perfecto, distribuyéndose de forma homogénea el calor por todas las partes de la masa. Con este molde salen seis bizcochos individuales que se pueden guardar envueltos en papel de aluminio en la nevera y duran perfectos varios días. 

Los Bundt Cakes nos llegaron hace unos años, cuando empezamos a ver cada vez más recetas típicas de la repostería anglosajona, sobre todo americana. Estrictamente hablando, un Bundt Cake es un dulce horneado en un molde Bundt. Suelen ser grandes, de miga prieta con el exterior crujiente, pueden ir glaseados y a veces también se rellenan. No suelen ser dulces ligeros. Como buen ejemplo de la repostería anglosajona suelen ir muy cargados de mantequilla y azúcar, pero mi receta va a ser ligera. Hoy son dulces muy populares y espero que os gusten tanto como a mí.

RECETA

Ingredientes:

• 200 gr de harina de repostería
• 200 gr de azúcar
• 1 sobre de levadura (16 gr)
• 4 huevos

 

Preparación:

El secreto para que este bizcocho quede perfecto no es otro más que los ingredientes deben estar a temperatura ambiente, sobre todo la mantequilla, debe estar suave y cremosa, con la textura de poder untar en pan. El molde hay que engrasarlo ya que no podemos utilizar el papel de horno como con los moldes lisos. Yo he utilizado un spray desmoldante y se desmoldaron sin ningún problema, pero se puede utilizar mantequilla con cuidado de no engrasarlo demasiado.

Ponemos a precalentar el horno a 180º y mientras vamos preparando la masa.

Si la mantequilla está en su punto se podrá batir perfectamente, podemos usar un robot o una batidora manual de varillas, pero hacerlo a mano es poco recomendable. Podemos empezar batiéndola sola un poco, y después añadir el azúcar. Debemos batir durante al menos 3 minutos, a velocidad media, parando de vez en cuando para recoger lo que se va quedando por los laterales del cuenco. Debe crecer en volumen, quedar esponjosa y con un tono amarillo pálido. A continuación vamos añadiendo los huevos uno a uno, batiendo un poco después de cada incorporación. No debemos echarlos fríos o de golpe ya que se puede estropear la masa y perderemos la textura perfecta que hemos logrado batiendo la mantequilla. Finalmente añadimos los ingredientes secos, la harina tamizada y la levadura. La mezcla de harina y levadura debemos integrarla en tres o cuatro tandas, batiendo ligeramente cada vez, para evitar que se desarrolle demasiado el gluten.

El molde se llena despacio repartiendo la masa de forma homogénea, dando unos golpecitos al final para que se equilibre. Igualamos la parte superior con la espátula y listo para ir al horno. Lo colocamos sobre la rejilla del horno, no en bandeja, para que circule el aire. Lo tendremos unos 40 min. dependiendo de los tiempos que marque nuestro horno. Al pinchar con una aguja tiene que salir limpia.

Pasado el tiempo lo sacamos y lo colocamos sobre una rejilla. Hay que esperar diez minutos antes de intentar desmoldarlo, pero no mucho más o empezará a humedecerse. Para desmoldarlo solo hace falta colocar una rejilla en la parte superior, darle la vuelta y retirar el molde con cuidado.

Podemos darle un toque de azúcar glasé tamizado por encima. Lo mejor de estos pasteles es que con su forma tan bonita no necesitan mucho más para lucir estupendos en la mesa.

Listo!!

A disfrutar!!